Su Institución para la Formación
del carácter que contaba, entre otras aulas, con dos destinadas a
niños desde que sabían andar hasta que cumplían seis años,
representó un claro adelanto en la atención socioeducativa a la
infancia de forma que Owen es reconocido como pionero en la educación
infantil Institucional.
La rápida industrialización había provocado un crecimiento incontrolado de las ciudades y la mano de obra era absorbida de forma inmediata. Miles de niños trabajaban 13 o 14 horas al día desde los seis años de edad y, aunque las leyes intentaron limitar el trabajo infantil, sus condiciones de vida dentro y fuera de las fábricas eran miserables. Teniendo eso en cuenta, los planteamientos sociales tanto de Davis Dale, dueño de la fábrica de New Lanark, primero, como de Robert Owen, después, eran realmente avanzados y encajaban con la tendencia a fomentar la educación elemental como alternativa al trabajo infantil.
Robert Owen nació en 1771 en Newtown, País de Gales, y pronto logró abrirse camino en el mundo industrial. Tras unos años de aprendizaje en una tienda de paños de Londres, con 18 años se instaló en Manchester por cuenta propia y acumuló cierta fortuna y mucha experiencia. En 1799 se hizo cargo de la gestión de la “desgraciadísima sociedad” de New Lanark. Owen quería hacer de New Lanark una comunidad “bien gobernada”, organizada según sus ideales. Entre sus planes estaba organizar un movimiento laboral británico, que contara con un gran sindicato nacional unificado. Las escuelas, en este contexto, formarían parte de un modelo de fábrica-colonia, que contaba, además, con viviendas para los trabajadores, cantina y ofertas de entretenimiento.
Dale había prestado atención al estado físico de los hijos de los pobres en sus fábricas y organizando un modesto sistema de educación infantil. Dale creía en la necesidad de proteger la salud y la moral de los 500 niños que trabajaban en su fábrica, de edades comprendidas entre los 6 y los 16 años. Dale organizó también dos escuelas para los niños demasiados pequeños para trabajar: estas escuelas fueron las primeras de este tipo en las Islas Británicas.
Owen expuso sus ideales de reforma social en el libro Una nueva visión de la sociedad. Al aumentar su popularidad decidió poner en práctica algunas de sus teorías: no contratar a ningún niño menor de diez años y reducir el horario de trabajo de los niños mayores para que pudieran asistir a clases nocturnas, que también organizó.
Se construyó una escuela de dos plantas; la planta alta se dividía en dos aulas para los niños de 6 a 14 años de edad; la primera de ellas estaba dotada de pupitres y bancos, como en el sistema lancasteriano, y en la otra había muestras de historia natural, cuadros y mapas, y podía utilizarse también para las clases de canto y danza. La planta baja estaba destinada a los niños pequeños y constaba de tres aulas. El edificio se aprovechaba al máximo: durante el día lo utilizaban los niños/as, y por la noche los adultos.
Unos 300 niños recibían educación en la escuela, que era mixta.
El 2 de enero de 1816 se inauguró la primera infant school.
Como maestros, buscó a dos personas, según él mismo contaba, “con gran amor e infinita paciencia hacia los niños y dispuestos a seguir sus indicaciones ciegamente”. Entre las normas básicas que debían seguir los maestros estaban no usar premios ni castigos, no usar palabras destempladas, no aburrir a los niños e intentar que fueran felices. Las concepciones pedagógicas de Owen se inspiraban en diversas fuentes, siendo evidente la influencia de Rousseau.
Buchanan demostró tener buenas dotes para la tarea y buscó formas de entretener a los niños. Fomentaba el canto, la danza, el contacto con la naturaleza y ejercicios de gimnasia, a veces unidos a la enseñanza de los números o de otro contenido.
Se utilizaban también interesantes estrategias didácticas: con pequeños bloques de madera los niños aprendían a sumar y restar, con tarjetas ilustradas se les enseñaba a leer, y se utilizaban letras de metal para el aprendizaje del alfabeto. Los socios de Owen y los padres de los niños creían que los niños debían tener algunos conocimientos religiosos, por lo que se compraron libros de cánticos y Biblias para la escuela.
Los socios de Owen decidieron ir más allá y, además de dar más peso a la enseñanza de las Escrituras, introducir reformas de fondo, como hacer de la danza una asignatura de pago, prohibir cantar y que los niños de más de seis años llevaran falda escosesa.
Todo esto llevó a Owen a dejar la dirección del centro.
Henry Brougham, admirador de Owen, planteó en diciembre de 1818, la posibilidad de crear una escuela para niños pequeños en Westminster. Se formó un comité y se recaudaron 1000 libras con las que se fundó una escuela en Londres.
Sin embargo, Bucharan y Wilderspin poco más tienen en común ya que mientras que el primero, con paciencia y buena voluntad, sin duda, se ocupaba sobre todo de “tener entretenidos a los niños”, el segundo llenó de contenido las infant schools y, con sus libros, facilitó la difusión de este modelo de escuela prácticamente por todo el mundo. La tercera escuela se fundó en 1824 en Walthamstow y se propuso preparar a los niños para su ingreso en las escuelas primarias. A diferencia de las de New Lanark, estas tres escuelas estaban en un entorno urbano muy pobre, lo que explica, al menos en parte, el cambio de modelo a uno más rígido donde la instrucción y la disciplina tenían más peso.
Se creó en 1824 la Infant School Society Londinense.
Wilderspin fue el gran promotor de las infant schools en Inglaterra y el propagandista más incansable de las Infant School Society. Reconoció, en un primer momento, la contribución de Owen al desarrollo del sistema y la ayuda que éste le había aportado personalmente, pero luego se despertó cierta rivalidad acerca de quién había sido el fundador de las infant schools y trató de oscurecer el papel de Owen. Aunque no coincidían en la filosofía de fondo, muchas de las ideas acerca de cómo organizar las escuelas eran bastante similares.
Escribió varios manuales acerca de estas escuelas y la formación de sus maestros, quienes tuvieron una influencia enorme en el modelo de infant schools. On the Importance of Educating the Infant Children es el manual básico para establecer y dirigir una de estas escuelas: explica cómo debe ser físicamente, el objetivo del pario, la gradería y de los demás elementos de la escuela, y contiene multitud de ejemplos acerca de cómo debía actuar el maestro en la enseñanza de los distintos contenidos.
A diferencia de Owen, Wilderspin intentó adaptar el currículo de la enseñanza primaria a las capacidades de los niños más pequeños, por lo que su sistema se basaba en libros, lecciones, aparatos y aprender a fuerza de repetir. Se produjo, así, una separación entre ambos modelos acercándose la infant school a la escuela elemental.
En el caso de Wilderspin, la
falta de una teoría pedagógica que fundamentara su método fue su
principal fallo.
Tanto
las escuelas primarias del momento como las infant schools tenían en
común una estricta disciplina y el aprendizaje memorístico basado
en la repetición, aunque en éstas se usaban más imágenes y
cancioncillas, o quizá tendríamos que llamarlas letanías, por lo
reiterativas. La diferencia más clara entre ambas escuelas era la
sustitución de la enseñanza en
grupos pequeños por parte e monitores y, además, por la enseñanza
a todos los niños en la gradería; sin embargo, en estas escuelas no
era factible que los niños mayores, como mucho de siete años,
actuaran como monitores.
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