Los centros educativos tendrían que crear espacios y actividades para la participación decisoria, evaluativa y educativa de familias y miembros de la comunidad. Una actuación de éxito para la participación decisoria y evaluativa es crear comisiones mixtas de trabajo en las que familiares, maestras y maestros, miembros de la comunidad y otros agentes educativos y sociales toman decisiones conjuntamente y posteriormente evalúan el cumplimiento de las mismas. También son de éxito las comisiones mixtas de evaluación formadas por diversidad de agentes educativos, incluyendo profesorado y familias, que evalúan conjuntamente la tarea realizada por el centro educativo.
Por otra parte, familiares y otros miembros de la comunidad son recursos clave para incluirse en aulas heterogéneas, apoyando el aprendizaje de todo el alumnado, como ocurre en el caso de grupos interactivos, donde miembros de la comunidad participan en las aulas ayudando a grupos pequeños y heterogéneos de estudiantes a realizar actividades curriculares. Los grupos interactivos aumentan los aprendizajes de todo el alumnado y mejoran la convivencia.
Asimismo, familiares y comunidad pueden participar en otros espacios de aprendizaje de los centros educativos, como las bibliotecas tutorizadas y las aulas digitales tutorizadas, ayudando a las y los estudiantes en actividades escolares. Familiares y estudiantes también pueden compartir espacios de aprendizaje intergeneracional en la escuela o instituto.
En relación a la participación de tipo educativo, es necesario que las actividades de formación de familiares respondan a las necesidades formativas manifestadas por las propias familias. En este sentido, alfabetización en la lengua de acogida, informática, inglés, talleres de matemáticas y tertulias literarias dialógicas son algunas actividades de formación de familiares que están teniendo gran éxito. En las tertulias literarias dialógicas familias y otros miembros de la comunidad leen y debaten libros de la literatura clásica universal. Esta actividad contribuye a la creación de nuevas expectativas educativas que tienen un impacto directo en el entorno del aprendizaje familiar. Cuando las familias no académicas participan en las tertulias literarias dialógicas, crean nuevas prácticas de lectura, roles y modelos culturales de interacción que influyen el aprendizaje de sus hijos e hijas y, como resultado, mejoran su rendimiento académico.
FLECHA, A.; GARCÍA, C.; FLECHA, R. y RACIONERO, S. (2008): Aprendizaje dialógico en la sociedad de la información. Barcelona: Hipatia Editorial
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