¿Cómo se trabaja este proyecto?
Este
proyecto incluye tres pasos fundamentales, que son:
-La presentación a
las familias del mismo y entrega del libro a la primera familia
voluntaria.
-La escritura de cada uno de los cuentos.
-Y por último la
presentación de los mismos.
Comencemos pues por el primer estadio del proyecto: la presentación del
mismo a las familias de los alumnos y alumnas. En la primera semana de
clase del presente curso escolar, se comboca una reunión con las familias
–padres y madres- de los niños y niñas que componen la clase. En esta
reunión, los familiares son informados de las normas de clase, de
aspectos prácticos como la manera de recoger a los niños, por ejemplo, y
también de los proyectos que iban a ser trabajados a lo largo del
curso, entre ellos, como no, el proyecto del cuento viajero que a
continuación paso a describir.
Al principio, algunos padres pueden
mostrarse un tanto reticentes, debido a muchas causas como la falta de
tiempo o la incapacidad expresada por algunos de ellos para inventarse
historias y plasmarlas en el papel. Ante tal actitud, hay que aclarar
que el cuento viajero no requiere ningún tipo de preparación de estudios
superiores, sino que aquel proyecto sólo requiere escribir un cuento,
como aquellos que seguro les contaban a sus hijos mientras les daban de
comer para que se entretuvieran. Es bueno que las historias contengan un
aspecto autobiográfico, para que así los niños y niñas se vean mejor
reflejados en ellos, de modo que los padres podrían contar historias de
cómo nacieron sus hijos, o de cómo empezaron a caminar, o cuáles fueron
sus primeras palabras, o a qué edad empezaron a salirles los dientes.
Después de terminar de dar las explicaciones oportunas, se pide la colaboración de una familia voluntaria para empezar a escribir nuestro libro con el título de “El cuento viajero”. No tendréis problemas en que aparezcan familias que deseen ser los primeros en dejar testimonio eterno de las historias más bonitas protagonizadas por sus hijos, en ese caso, es buena idea hacer un sorteo para elegir al primero de nuestros escritores de cuentos infantiles, el cual irá sucedido por el resto de familias, siguiendo a partir de entonces un estricto orden alfabético de la lista de clase de sus hijos e hijas.
Se les ha de informar de que el libro sólo podía permanecer en cada una semana, y que al día siguiente de la finalización de esa semana, la madre o padre que esté en posesión del libro de los cuentos viajeros tiene que venir a clase y contar el cuento a todos los niños y niñas del grupo clase, estando de pie frente a ellos y con su hijo a su lado. Además, en la lectura de esas normas se ha de decir que la persona adulta escriba el cuento, pero que el alumno debe hacer un dibujo que sirva de representación a cada escena contada en el cuento, para facilitar la comprensión del mismo a los más pequeños. Por último, se debe hacer hincapié en que el libro debe ser tratado convenientemente, no causándole ningún daño o alteración, ni al libro en sí ni a las historias que estaban escritas en sus páginas interiores. Todas estas normas han de ser entregadas por escrito a cada uno de los asistentes a la reunión y firmadas por los mismos en unos documentos que permanecen en el interior del centro para evitar posibles problemas.
Una vez aclarados los términos “legales” del proyecto, por llamarlo de algún modo, comienza la realización del proyecto en sí. He de decir que hasta el momento todo está yendo correctamente y no ha surgido hasta ahora ningún problema ni con los padres y madres, ni con el libro ni con las presentaciones en clase de los cuentos. El proyecto “El cuento viajero” está contando con gran aceptación por parte de las familias y a los alumnos les encanta escuchar historias sobre ellos mismos y sus vidas, y les encanta reconocerlas como tal. Tan es así que en casa de los alumnos se suele esperar ansiosamente la llegada de dicho libro, y cada historia parece mejor que la anterior, tanto en la parte escrita como en la artística. Algunos alumnos pueden hacer sus dibujos utilizando materiales reciclables, como papel o palillos de dientes, lo que significa que se están esforzando enormemente para conseguir una verdadera obra de arte realizada por todos los compañeros a la vez.
Animo
a todos los profesionales de la enseñanza a que comiencen proyectos
relacionados con la lectura, y que los hagan confiando en el buen hacer
de estudiantes y alumnos, porque de qué sirve que una persona lea un
libro sin interés y por obligación. Tened en cuenta las siguientes
palabras que un día alguien me dijo: “no preguntes en clase si han
entendido una lectura; si les ha gustado, ellos vendrán a preguntarte a
ti”. Y a todas las familias que fomenten este buen hábito de la lectura a sus pequeños desde edades muy tempranas.
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